miércoles, 7 de mayo de 2008

no saben qué hacer con ellos.




Cien familias dejan a hijos rebeldes en manos de la Junta porque no saben qué hacer con ellos





'No sabemos que hacer con él'. Es la frase con la que algunas familias acuden desesperadas a la ayuda profesional para mediar con sus hijos, menores conflictivos, absentistas, violentos. La convivencia se ha vuelto imposible y los intentos por comunicarse han resultado infructuosos. Llegados a este punto, cuando la primera asistencia social ha fracasado, entra en acción el programa de intervención con padres y menores altamente conflictivos de la Junta de Andalucía. Un 'salvavidas' al que se agarraron con fuerza un centenar de familias granadinas el año pasado.
Los setenta menores que llegaron a este programa en 2004 son los casos más graves, en los que no han tenido éxito los mediadores de los centros escolares ni los servicios sociales comunitarios.La memoria de esta actividad ofrece un perfil de los menores caracterizado por absentismo y bajo rendimiento escolar, que protagoniza agresiones verbales y hasta físicas, irresponsable, que incluso llega a cometer hurtos y mantiene una actitud tiránica hacia sus padres. Del total de chicos atendidos, 44 de ellos son varones (62,86por ciento) y 26 mujeres (37,14por ciento).La mayor parte tienen entre 14 y 16 años -49 están en esa franja-, pero se da incluso en niños de diez años (tres casos). En cuanto a la formación de estos chavales, y correspondiéndose a su edad, la mayoría acuden a segundo y tercer curso de ESO (64,27por ciento) y sólo dos de los menores conflictivos se encuentran ya trabajando, frente a ocho chavales que se mantienen inactivos, sin estudiar ni estar empleados.La franja de la adolescencia se manifiesta por tanto como una de las etapas más conflictivas, y colocando al joven en su entorno familiar, parecen que se dan más problemas con el menor de los hijos, que acapara más de la mitad de los casos (36 de 70). Una cuarta parte se da en los primogénitos, doce casos son hermanos intermedios y sólo en cinco casos se trata de hijos únicos.Pero si hay una cuestión que resulta llamativa es que los menores conflictivos no proceden de un entorno social determinado y los problemas se dan en cualquier tipo de familia, independientemente de sus ingresos, la edad o el nivel de formación de los progenitores.Así, se observa que la mayoría de los conflictos se dan entre progenitores comprendidos entre 41 y 50 años. Al mismo tiempo, son también más numerosos los padres y madres que se encuentran en situación de actividad laboral frente a los desempleados. Y entre las profesiones de los padres, destaca que en el orden de incidencia aparezcan en primer lugar los relacionados con la medicina, seguidos de la hostelería, la educación, transporte, construcción, abogados y empresarios. En el caso de las madres, las profesiones están relacionadas, por orden, con la hostelería, trabajo doméstico, auxiliar de clínica y comercio.A la vista de todo esto resulta difícil descifrar las causas por las que estos menores resultan tan conflictivos. Rosario Quesada, delegada provincial de Asuntos Sociales, destaca que precisamente ese es el mayor reto al que se enfrentan ahora. 'Esto ocurre en familias normalizadas, no en las que están en riesgo de exclusión

No hay comentarios: